FORMACIÓN Y CATEQUESIS

REFLEXIÓN DE  NUESTRO DIRECTOR ESPIRITUAL 

(13 DE ENERO DE 2025)

BAUTISMO DEL SEÑOR

Domingo después de la Epifanía

Is 42, 1-4. 6-7 // Sal 28 // Hch 10, 34-38 // Lc 3, 15-16. 21-22

¿Qué necesidad tenía Jesús de bautizarse? Ninguna, ciertamente. Lo necesitábamos nosotros. Necesitábamos que alguien, representando a todo el género humano caído en el pecado original, sacrificara en su carne mortal el mal que corrompe nuestra naturaleza. Necesitábamos que después, este Salvador, resucitara, y con él volviera a la vida una nueva condición humana vencedora de la muerte, restaurada y gloriosa. Necesitábamos que ese modelo de hombre nuevo ascendiera divinizado al trono de Dios y reinara allí, aguardando los cielos nuevos y la tierra nueva. Y necesitábamos, como no, en último término, que todos pudiéramos participar de los méritos de ese Redentor, de ese Rey celestial.

Para que nos beneficiemos de todo ello, Jesús estableció el bautismo como modo de insertarnos en su cuerpo místico. No quiso inventar nada. La caña cascada no la quebró, la mecha vacilante no la apagó, por eso tomó el signo profético de Juan, mero anuncio de conversión, y sencillamente lo elevó a la categoría de sacramento. Siendo todavía un desconocido, se puso a la cola de los pecadores que esperaban su turno en la orilla del río, y al caer el agua sobre él, aquel gesto simbólico cobró nueva eficacia. El mesías esperado se manifestó al Bautista y, en él, también a todos los profetas que anunciaron su venida en el Antiguo Testamento.

El Espíritu Santo bajó sobre Jesús en forma de paloma y se escuchó una voz potente y magnifica sobre las aguas: «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco». Con esta otra epifanía (del griego epiphaneia, manifestación de lo profundo), treinta años después de la de los magos de oriente, se inició a orillas del Jordán un camino que culminó en el Calvario, donde el bautismo de Cristo tomó su poder regenerador. Desde entonces, todo el que recibe estas aguas se beneficia del amor complaciente del Padre, de la aspersión de la sangre del Hijo y de la unción jubilosa del Espíritu Santo. Y ya no tendrá otro nombre que cristiano, porque verdaderamente será otro Cristo.


RETIRO DE ADVIENTO

¡Preparemos los caminos, ya se acerca el Salvador! De nuevo entramos en este tiempo de Adviento, tiempo de preparación y de esperanza ante la inminente llegada de Nuestro Redentor. En este tiempo litúrgico, la Iglesia nos invita a pararnos un poco en nuestras vidas para quitar todo aquello que sobra, para preparar nuestro corazón a un Dios que quiso hacerse como nosotros y que cada Navidad viene para quedarse contigo. Aprovecha este tiempo de espera, que no pases por el Adviento, si no que realmente el Adviento pase por ti, para que así, despojado de toda esclavitud material y mundana, no seamos posaderos que rechazamos la llegada del Señor, si no que convirtamos nuestro corazón en verdadero pesebre que un año más acoge la llegada del Salvador del Mundo, un salvador que hecho niño te sigue soñando mejor cada día. En este tiempo de Adviento, el grupo de confirmación de nuestra hermandad te invita a participar del retiro que tendrá lugar la mañana del 22 de diciembre a las 13:00 en nuestra capilla, un tiempo para ponernos delante del Señor, purificar nuestras vidas y como María, Madre de la espera, saber acoger siempre la voluntad de Dios.


En esta sección, podrás acceder a una variedad de recursos ofrecidos por la Hermandad. Encontrarás documentos relacionados con catequesis, charlas formativas, presentaciones y mesas redondas que fomentan el crecimiento espiritual y el conocimiento de nuestra fe. Te invitamos a explorar este espacio, diseñado para fortalecer nuestra vivencia cristiana y profundizar en los valores que nos unen como Hermandad.